lunes, 17 de diciembre de 2012

2011

Hola. Es un comienzo un poco raro entre nosotros, pero es que las cosas se han enfriado... Bueno, es normal. Te estarás preguntando por qué te escribo esto, si ya no es necesario. Lo sé. Es sólo que necesito explicarte todo, sacarlo de aquí dentro, porque  ya no puedo más con ese peso. En primer lugar, quiero pedirte perdón. Perdón por todo lo malo, las discusiones y cualquier cosa con la que pude hacerte daño. Sí, lo siento, no iba a ser toda la culpa tuya... Simplemente, no sabemos ser felices. No juntos. Sólo sabemos decir palabras hirientes, dolernos, enseñarnos nuestra peor cara. 
¿Sabes lo que más me duele de todo? Que yo lo había conseguido, que me desperté por la mañana un día y decidí que no quería perder más el tiempo con alguien que no buscaba nada más que un par de besos y alegrías. Y no volví a mirarte, a hablarte, a tocarte, a tratar de verte o encontrarte en cualquier parte. Me dediqué a olvidar tus horarios y no querer saber nada de ti. Conocí gente, me interesé por alguien que no eras tú. Creí que ya no te necesitaba, que ya nada dolía. Pero, en el fondo, yo sabía que todo era igual, que todo sería lo mismo si no me hubiese alejado de ti. Perdí la costumbre de imaginar mil situaciones contigo. Me sentía inmensa al darme cuenta de que no me había acordado de ti nada más despertarme. 
Y entonces, un día, de sorpresa, volviste. Decidiste que antes de tu orgullo iba yo, por una vez. Fue la única vez en mi vida que yo recuerde que me has pedido perdón. Y te perdoné, cómo no iba a hacerlo. Me querías. De repente, me  querías. 
Y me di cuenta de que yo también te quería. Qué curioso, ¿no? Un día no sabes lo que es eso y al siguiente, ya ves... 
Quiero que sepas por qué te elegí a ti y no a él. Por qué volví a tus brazos. Por qué te perdoné. Bueno, no sabía a quién quería ganar, pero sí a quién no podía perder. 




































Ojalá las cosas hubiesen quedado ahí. Hubiese estado bien que yo ese día te hubiese dicho que me habías perdido, que se acabó, pero no me arrepiento de nada. Solo sé que, ahora, los viernes a las once y cuarto me duelen un poco, y cuando llego tarde a clase me acuerdo de ti. Y cuando te pones una sudadera gris me pregunto si alguna vez te acuerdas de mí. 
Solo te pido que mires mi sonrisa y me eches de menos, que nuestras miradas se crucen y te odies por habernos perdido, como prometimos que no íbamos  a hacer nunca. Pero cuando algo se rompe, cuando todo acaba en mil pedacitos, lo único que queda son recuerdos.

Un segundo gran amor, una persona a la que perderás siempre.

-Deberías mirarte al espejo. ¿No te ves nada raro?
-¿Algo raro? No lo sé, ¿tengo mal el cuello de la camisa?
-No, la camisa está perfectamente. Me refiero a los ojos.
-¿Los ojos?
-Sí, ¿no te duele que los de ella ya no estén reflejados en los tuyos? Ah, y mírate la sonrisa, porque ya hace tiempo que no te la pones, más o menos desde que se fue.
-¿A qué viene esto?
-A que me da pena que seas incapaz de admitir todo lo que la echas de menos. ¿O ya no te acuerdas de cuando cantaba canciones entre dientes porque estaba perdida en su mundo interior? O cómo se le quedaban los ojos cuando estaba ausente. O que cuando estaba triste se iba a un rincón solitario, muy callada. O cuando no sonreía, cosa extraña, y fruncía el ceño porque se había enfadado. O cuando preguntaba inocente qué te pasaba aunque lo supiese perfectamente, sólo para hacerte sonreír. O cuando la veías nerviosa e inquieta porque os habíais quedado solos, y tú no entendías nada... Nunca lo hiciste. Pero ahora lo entiendes de sobra, ¿verdad? Y sólo puedes decírtelo a ti mismo, porque te da hasta vergüenza mirarla a la cara, arrepintiéndote de todo, porque no eres capaz de expresar lo que sientes y ya no la tienes a ella para que lo sepa todo con un vistazo a tus ojos.
-¿Tienes algo más que decir?
-Sí, una última cosa. Me alegro de que se haya ido. Y también decirte que eres increíble y más fuerte que cualquiera, porque conseguir perder a una persona que se daba de cabezazos por ti... No cualquiera conseguiría eso.


viernes, 7 de diciembre de 2012

MEMORIES 2010-2011.

Él quitaba importancia a todo. Su voz llegaba a los rincones más oscuros y me transportaba a cielos azules con nubes todavía por estrenar. Yo guardaba las penas en los bolsillos y disfrutaba del tono de voz que ponía cuando fingía que se enfadaba, porque luego siempre me abrazaba y me hacía sentir en casa. Y también me gustaba cómo él volvía siempre a mí por mucho que pasase, como me hacía sentir un poco especial cuando me agarraba de la mano sin motivo alguno, como si necesitase el contacto de mi piel para no tener miedo, para no perderse. Me gustaba cómo con sus dedos acariciaba los míos para hacerme sentir menos sola. Quizá era su forma de decirme que yo solo era suya. De demostrárselo a los demás. Me confundía cuando me sonreía burlón pero bajaba la mirada, como si temiese que mis ojos pudieran arrebatarle su libertad, guardada con tanto ahínco. Por eso siempre traté de no quitarle mucho espacio. Un día, me invitó a echarme a su lado y me apoyé muy cerca de él, a su lado izquierdo, como siempre. Y sus latidos empezaron a competir con los míos, pululando en mi oído y dejándome muda, ciega, sorda. Sin sentidos. Ese día comprendí  que ese lugar a su lado izquierdo había sido creado para mí, pero aún faltaba que él se diera cuenta de que yo había adaptado mi lado derecho a la forma de su piel.
También comprendí que en su mundo no existían otros latidos salvo los suyos, que aún no necesitaba a nadie. Y también supe que en mi vida olvidaría esa sensación, y que, algún día, tendríamos que crecer. Y quizá entonces pudiéramos encontrarnos. 


lunes, 3 de diciembre de 2012

Yo soy más de cosas pequeñas.

Verás, me gustan los detalles. No necesito grandes sacrificios, ni grandes promesas. No necesito milagros, ni  recompensas. No quiero flores azules, me sirven blancas para pintarlas de colores.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Sonrió hacia dentro. Se le daba igual de bien que hacia fuera.

Y por fin, después de dieciséis años, comprendió cuál era su cometido en la vida. Había entendido cuál es el precio de la felicidad, el valor de una sonrisa, de una mirada cálida. De repente supo a ciencia cierta todo lo que tantas veces había infravalorado. Se dio cuenta de todas las veces que había dicho que había que ser egoísta para ser felices, y tuvo que corregirse. Tuvo que decirse que estaba equivocada, que nada de lo que había conocido antes era cierto. Tenemos que hacer felices a los demás, porque de eso trata todo. Porque en eso se basa nuestra propia felicidad. Y porque sabía que al sacar una sonrisa a un completo desconocido, una sensación escalofriante le recorría por dentro, traspasando cada órgano, sin chocar con nada, atravesando su sistema nervioso hasta el punto de enloquecer. Y, entonces, supo qué era lo que debía hacer. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Quién dijo que el mundo era como nos contaban?

Un fuerte dolor le presionaba el pecho. Tenía frío, pero no frío de mediados de noviembre, sino frío del alma. Como cuando te acercas a un árbol y las hojas dejan caer el rocío sobre tu pelo, y sientes que se te encharcan los huesos y que te duelen los pulmones de repente al recordar todos tus anteriores inviernos, sin unos brazos cálidos que te escondan los días que no hay luna, sin una mirada ardiente que te devuelva la pasión por la vida. Ese frío del alma cala hasta las entrañas y reconcome cada órgano hasta llegar al corazón. Y es entonces cuando se te empaña la cristalera que guarda al iris (no importa de qué color sea) y comienzas a respirar de otro modo, se te rompe la voz y los sonidos no se articulan de un modo normal, sólo emites balbuceos sin sentido y la boca te sabe a sal por esas gotas que te recorren las mejillas. Y no ves belleza.
En un momento así, cuando estás tan perdida, cuando no hay dentro de ti más que malos pensamientos, yo sólo sé hacer dos cosas. La primera es mirar al cielo, recordar que estoy volando. Y la segunda, emplear todo eso malo, sacarlo de mí, en forma de fotografías. ¿Quién dijo que no se pueden usar cosas horribles para hacer cosas hermosas? 



lunes, 29 de octubre de 2012

El alba es el amanecer. Como yo.

Podría contaros mi historia. Sí, podría, y nos daría para mucho, porque disfruto cada instante al máximo, y eso no se cuenta en dos horas. Podría explicaros por qué me gusta más escribir las cosas malas que las buenas, por qué observo la lluvia con melancolía, o simplemente cómo he llegado hasta aquí sin dejar de volar. Podría deciros lo mucho que me gusta el Sol, lo impresionantes que son las estrellas desde aquí y cada cosa que ven mis ojos. Sí, podría. Y también podría enseñaros lo mal que bailo o cuántas veces pierdo el ritmo al cantar, pero que amo la música. Y sabríais verlo como yo. Podría enseñaros mis secretos más oscuros, mis recuerdos más sombríos; podría contaros cómo se ve el arco iris cuando vuelo, de qué color son mis plumas o cuán largas mis alas. Incluso me gustaría hacerlo. Sí, podría. Pero hoy no lo voy a hacer. Hoy solo quiero deciros que el fondo de mi alma no para de gritar "¡LIBERTAD, LIBERTAD!". Serán capaces de deciros que no soñéis, que no deseéis  que nada os saldrá bien, que la vida es triste, que todo es blanco o negro, que las mareas se producen por la luna. Y no, nada de eso es verdad. Todo lo que queráis, soñéis, deseéis  está al alcance de los dedos. Que la vida no es triste, ni mucho menos, que dará muchos palos, pero los moratones se curan y eso es gracias al color del cielo. ¿Las mareas? Eso significa que el mar se enfada. ¿La lluvia? Que las nubes lloran. ¿Y el Sol? El Sol siempre brilla.
Así que, ya sabes. Sonríe, llora, sueña, diviértete. El cielo es el límite, y yo soy un pájaro. Un colibrí. Prueba, vuela. No existe nada mejor. 


domingo, 28 de octubre de 2012

Tú, harta de tanta duda. Yo, de preguntarle al viento.

14:30 Les veo a lo lejos, sentados en un corro, de un modo familiar, como la familia que son. Una sonrisa, una cara cansada, tonterías que me son conocidas y unas cuantas risas pequeñas. 
18:30 Escuchamos notas familiares, un poco escondidas, para disfrutar más tarde.
18:45 Un poco de nervios, nos levantamos, no podemos esperar más. 
19:00 La multitud está embravecida, apenas unas pocas horas. La gente lucha por ganar un milímetro más en la cola, por estar un poco más cerca de tocar la valla desconchada que tantos conciertos habrá soportado. 
20:12 Las puertas se abren. Las vallas se agitan. Las personas hablan cada vez más alto y me asusto, y me emociono, y me entran escalofríos, y se me pone la piel de gallina. Y a mi alrededor, más de lo mismo. Agarro de la mano a una sola persona, los demás ya nos seguirán. Y corro, corro como hacía mucho tiempo que no corría, libre, sintiendo que nada importa, que no existen preocupaciones, que el mundo es tan grande y a la vez tan pequeño, que no existen las cosas malas, que sólo quiero escuchar esos acordes que cuatro años me han hecho suspirar y emocionarme hasta la locura. Y corro. Y sorteo la seguridad, y sorteo las vallas, y me suelto de la mano porque ya no importa absolutamente nada. Y ya estoy dentro.
20:33 Tercera fila.
21:15 Sexta fila. Sin espacio para moverme, respirar o siquiera sacar el móvil. No hay cobertura, a ratos. No me importa, hoy es mi día.
22:23 Se apagan las luces. Un escalofrío recorre el Coliseum, un murmullo inaudible para mí, un griterío desorganizado para los demás. Yo no soy capaz de oír nada, tengo los oídos atentos a otras cosas. Hasta que oigo un "click" dentro de mí. Escucho su voz. Desde lejos, romántica, desgarrada, voz de poeta, la voz de un hombre cansado y feliz, su voz. Tengo la piel congelada a pesar del calor. Se encienden unas luces que dejan ver la guitarra y su portador. Poco después, el bajo. Seguidamente, la batería y el teclado. Y, de repente, aparece Robe. Sin dejar de cantar, mirándonos tímidamente a pesar de todo lo que sabe, con su esencia poética de siempre. Pronunciando libertad. 
A partir de aquí, no puedo recordar horas, porque me pareció que las cuatro horas fueron 30 minutos. De lo único que me acuerdo estando totalmente cuerda es de Standby, cuando vi las estrellas por todo el escenario y me sentí totalmente en paz. Y en Salir, cuando Robe salió cantando sin micrófono, como si fuese uno más de nosotros. Y solo recuerdo escalofríos, mareo, felicidad y que ha sido el mejor día de mi puta vida. Esto no es comparable a lo que viví, pero espero que os hagáis una idea. 

-27 de octubre de 2012-. 





jueves, 25 de octubre de 2012

Triste, como los besos que no diste. (8)

-¿Por qué ya nunca se te ve con la sonrisa de antes? ¿Y con tus amigos de siempre? 
-Digamos que rompí mis lazos con ellos. 
-Eso ellos no lo saben, ni siquiera les has dado una explicación... Oí hablar a un par de chicos el otro día, dicen que no eres la misma.
-Por supuesto que no soy la misma. Los inviernos calan mucho en la gente, ¿sabes? Y el Sol arruga, el chocolate engorda y las gominolas suben el colesterol. 
-Todo esto, antes, no te importaba. 
-Porque antes era una soñadora. Creatividad, infinito, "imagine" y todo eso... Inventar días primero, re-inventarlos después... Aquellos tiempos fueron bonitos, pero se acabaron. Porque todo acaba, incluso la más mínima mota de polvo en el espacio tiene un fin. Y el infinito, el infinito no existe. Me di cuenta de que no era soñar lo que yo hacía, sino ser ingenua. Y nunca me gustó quedar de niña tonta.
-¿Por qué no se lo explicas a ellos? Ni siquiera tienen una respuesta.
-¿Sabes qué? La gente siempre se queja de mi humor. Soy un poco desesperante, insoportable e irascible. Un poco, o un mucho. No lo sé, la verdad, y ahora ya no me importa. Hay pocas cosas que me sigan importando... El caso es que con ese humor me comportaba de forma irreal, enfadándome por cosas que los demás no comprendían, pues la respuesta solo estaba dentro de mí. ¡Ah! Y la gente también se queja de mi forma de ser. Digo las cosas aun cuando nadie quiere escucharlas, es una extraña virtud-defecto que tengo. No sé mentir y tengo las cosas muy claras, tanto, que me asusta salirme de la línea. Pero también me asusta la línea recta, lo que demuestra que soy muy contradictoria con mi interior. En aquellos días, todo era luz y color. Luz de las discotecas, color del cielo por las tardes, pues así eran mis amigos. Tarde y noche. Más noche que tarde y nada de mañana, esa la dedicaban a soñar. A mí, en cambio, siempre me ha gustado más soñar despierta, así que las mañanas las empleaba en mi vida rutinaria y esperaba a la tarde para ver el cielo azul junto a ellos. ¡Cuántas veces creí que no podía existir nada mejor! Y aún hoy lo pienso. Pero se pierde a tanta gente por el camino... Pero no quiero hacer muy largo este tema, son cosas que están demasiado pensadas ya. Vuelvo a mí misma, si no te importa. El caso es que siempre digo lo que no me gusta, y por alguna extraña razón, esperaba que solo con eso los demás me complaciesen. No es que sea un tipo de egoísmo hipócrita, ni nada de eso. Solo que siempre he pensado que si quiero a una persona, no voy a hacer absolutamente nada que pueda molestarle, o por lo menos saber verlo, ¿sabes? Y eso fue todo. Quieren exigirte, pero no se exigen a sí mismos, y eso no es romántico, bonito, ni amistoso, ni siquiera es un poco cómico. Es algo tan horrible que cada vez que pienso en la sociedad que hemos construido tengo ganas de meterme en la cama y no salir de entre las sábanas, donde el mundo es tan, tan pequeño... Tan fácil... Y sí, supongo que me asusté. No sé comprender algunas cosas, y eso da tanto miedo... Da mucho miedo desnudar el alma, mucho más que desnudar el cuerpo, te lo aseguro. Y eso también me da miedo, así que imagínate... Nunca he sido muy valiente, pero eso sí que no me asustaba, porque tengo otras cosas buenas. Sé ver dónde no existe casi nada, pero esto también tiene parte mala, pues aunque descubras mil cualidades donde nadie ve ninguna, también aciertas con los defectos que nadie más veía. Sé comprender lo incomprensible, y sino, lo intento hasta ahogarme. Sé hacer metáforas solo con 27 letras, sé sentir libros sin escuchar nada y sentir música sin abrir los ojos. Sé escribir, aunque solo doy con palabras desgarradoras porque la felicidad ya la disfruto toda yo. Y soy feliz. Y nadie es capaz de quitarme eso, ni siquiera tú. 

lunes, 15 de octubre de 2012

Sonríe, princesa, te lo has ganado.

Puedo respirar tranquila, sin obstáculos. 
Ahora lo comprendo todo.
Ya no hay marcha atrás cuando quieres a alguien. 
Tendrás miedo. Querrás huir, de todo y de todos.
Te asustarás.
Pero, lo más importante, es todo lo bueno que hay, que gana con creces lo malo.

-Te quiero.

Abrazada a la melancolía.

¿Quieres que te cuente cuál es mi problema? Confío en las personas. Trato de ponerme en el pellejo de los demás, de entenderlos. Yo, por ejemplo y como ya te habrás dado cuenta, no soy capaz de mentir, me siento demasiado mal, aunque sea una tontería. ¿Por qué? Porque creo que mentir significa reírte de las personas, reírte de quienes ponen confianza en ti, reírte de los que te quieren. Por eso confío en las personas, porque pienso que si yo no puedo mentir ellos tampoco me mentirían. Y cuando vuelves la vista atrás, ves todo esos cuchillos, metafóricamente hablando, clavados en tu espalda, y las cicatrices no se borran fácilmente, ¿sabes? 


I swear.

http://www.youtube.com/watch?v=9zpoh2s7suQ

Siempre hay una razón.

Dejadme deciros que siempre hay una razón para estirar las comisuras. Ya sea por ver dentro de unos ojos llenos de sueños y darte cuenta de que son los tuyos reflejados en el espejo, darte cuenta de que no todo está perdido, que aún te quedan ganas de luchar. Ya sea fustigar el aire con tu hálito de vida, demostrando que sigues en pie, una vez más y las que haga falta. Ya sea tratar de olvidar cosas inolvidables, y acabar dándote cuenta de que solo con aceptarlas, hubiese servido. Ya sea comprendiendo que el pasado no volverá en la vida, porque lo que queda es presente o futuro, y tú decides lo que vivir; ya sea comprendiendo que ese mismo pasado no lo has dejado tan atrás, y tratar de encontrar la forma de correr más que él para que no te atrape. 


jueves, 27 de septiembre de 2012

KISS ME HARD BEFORE YOU GO.

Algunas veces, centraba la mirada en un punto lejano, quién sabe si de su pasado o su futuro, si de su presente, y yo me preguntaba a cuántas millas de distancia estaría de mí. Es por eso que siempre la echaba de menos, incluso teniéndola al lado. A veces, perdía aquel punto por unos momentos, y entonces me miraba y sonreía de un modo extraño, como con pena, como si temiese que todo fuese igual de vacío que con los anteriores. 


She gives them butterflies.

Pero ella es así. Vives con el miedo a que un día se despierte y no quiera saber nada más de ti, y con la esperanza de que al siguiente haya dormido bien y lo quiera saber todo. 



jueves, 20 de septiembre de 2012

Un nuevo Kai para una nueva Yma.

Y así nació todo. De donde menos te lo esperas, en el momento más inoportuno, por las personas menos adecuadas. Y una de ellas, era Yma. Y la otra era Kai, el verdadero, sólo que Yma no supo verlo en un principio. Comprobó qué tal sabían sus besos y pensó: "No está mal." Comprobó qué tal sabían sus abrazos y pensó: "No está nada mal." Comprobó cómo eran sus palabras de ánimo y pensó "No está pero que nada mal." Y ahora ya no es Yma si no esta Kai. Quizá porque era esa pieza que le faltaba, lo que llena el vacío de su interior, lo que está ahí cuando se ha ido todo. Quizá porque no era como ningún otro Kai. Porque era alguien totalmente distinto, porque era él.

domingo, 26 de agosto de 2012

Verás, nadie quiere ver fotografías de algo que puede tantear con sus propios ojos, tocar con sus propias manos o sentir con su propia piel. Pero si creas fotografías de un mundo que sólo tú puedes ver, si alteras la realidad convirtiéndola en otra cosa, si cuentas una historia... Lo habrás conseguido.


martes, 12 de junio de 2012

Querido Kai:

         Supongo que te preguntarás por qué te escribo una carta y no te llamo o mando un mensaje, pero ya sabes que no me gustan las cosas típicas. Sólo quería decirte que he llegado a la conclusión de que no eres como el resto de las personas. Quizá es por eso que no te trato como a los demás, y a lo mejor ha llegado el momento de que sepas todo lo que me has ayudado a crecer como persona y a seguir el camino correcto. Te doy las gracias por eso, por cada detalle, por cada sonrisa, por todas las veces en que te ríes de mí y por cada momento en el que me has hecho volar. Tú me has enseñado que se puede volar sola y ser más feliz que con nadie, pero no puedo olvidar que contigo todo era más fácil. Eres mi sonrisa favorita.


         Recuerdo muchas veces la primera impresión que tuve de ti, me pareciste el típico chico. ¡Cuán equivocada estaba de eso! Poco a poco me demostraste que yo era más importante para ti que las demás, y quizá eso me acobardó. Perdona todo lo que he hecho mal contigo, no te lo merecías. Estaba tan dañada por dentro que veía a toda la gente del mismo modo, tan iguales... En blanco y negro, ¿sabes? Ni un solo color.Y entonces apareciste tú... 


         Debería sentirme ultrajada por todo lo que me has sorprendido, por los líos de cabeza en los que me has metido. No te preocupes, te perdono. 
         Sé muy bien lo que estás pensando ahora mismo: "Cómo la quiero...". Y tienes pintada una sonrisa y los ojos llenos de luz. ¿He acertado? 


         P.D. : Yo también te quiero. 

Yma.



lunes, 21 de mayo de 2012

Y feliz.

Me recuerda muchísimo a él. No me contaba con tanto detalle al principio, pero siempre me tenía de consuelo, de apoyo. Siempre estuve para él... No cometas los mismos errores que yo. No le hagas la persona más importante del mundo, ni la sonrisa más bonita, ni la mirada más acogedora. Porque no es nada de eso  si tú no lo eres para él. Sólo tienes que aprender. Cuando yo hablaba con él, era como estar flotando, era feliz como nadie. Pero un buen día, se fue. Y sabes que algo se ha roto, y que esta vez no e la discusión número mil que vais a arreglar como siempre, no. Esta vez se ha colmado el vaso, de verdad, se acabó. Y te dan ganas de tumbarte en la cama y no levantarte en varios meses, y no estar en su instituto, ni ciudad, ni país. Pero es lo que hay. ¿Y él está mal? ¡No! Vive su vida, con sus amigos, sus besos de otras y su felicidad o tristeza por personas que no eres tú. Y te despiertas. Y miras de frente y ya no hay una pared contra la que siempre te das de bruces. El camino está despejado. Y ahí estás tú, imponente, más alta que nadie. Más alta que nunca. Y feliz.

domingo, 13 de mayo de 2012

Sus propios ojos le devolvieron la mirada reflejados en los de él. Pero de repente se perdió a sí misma en ese mar al que sabía entrar, pero del que no podía huir. Porque el color verdoso le atrapaba, le insistía, le acaramelaba. Le hacía pensar que era querida ahí dentro. Aunque fuera mentira. Se aferró a ese sentimiento, aun sabiendo que dentro de pocos segundos la verdad se le clavaría por todo su ser a modo de puñal, porque estaba dispuesta a pagarlo muy caro sólo por poder estar ahí dentro, un rato más, para perderse y no salir nunca.
[y algún día lo conseguiría]. 


Así lo quiso, así sería.

Y decidió que no quería besos sin nombre ni promesas incumplidas, que antes prefería ver el SOL y cómo cae la lluvia sin compañía alguna. Y decidió que pasaba de pieles desnudas y que se iba a vestir para verse a sí misma y no para que la viesen los demás. Y decidió que se acabó el esperar rosas en San Valentín o cenas de aniversario y que cuando quisiese algo, lo conseguiría sola. Y decidió que se le había acabado el amor. Que ya no le quedaba NADA para nadie que no fuese ella. 


jueves, 3 de mayo de 2012

Y es que "el otro" se fue. "El otro" siempre se iba...

Yma perdió a Kai por "el otro". "El otro" perdió a Yma por Kai. Y Kai..., Kai echaba de menos a Yma y sentía rabia por culpa de "el otro". Y la culpa parecía ser toda de "el otro". ¿Qué habían hecho ellos? Yma intentó ser feliz con Kai, hasta que "el otro" decidió volver y llevársela. Y Kai sólo había tratado de quererla, de hacerle feliz unas pocas horas, de llevarle donde quisiera, de hacerle sentir que valía mucho más de lo que aceptaba. Lo único que hizo mal Kai fue permitirle a "el otro" que volviese a la vida de Yma. Porque luego se arrepintió cuando la vio llorar; cuando vio su cara de niña bañada en el desconsuelo; cuando observó sus ojos, como sin sueños; cuando vio, más bien, cuando NO vio, su sonrisa. Y Kai echó de menos ser ése de antes que no se preocupaba por nada más que por él mismo.



lunes, 30 de abril de 2012

-Yo le quise, y a veces ella también me quiso. [Pablo Neruda].


Pero querer solo, a veces no llena, y llega un momento en el que estás tan vacía que ya ni sientes, que ya no te acuerdas de cómo era eso de querer, que sólo recuerdas que dolía. Y los momentos buenos se esfuman y ya no tienes ni idea de por qué estás ahí, no te acuerdas de los motivos que te llevaron a luchar.




Y entonces te vas. 











Nunca nadie hizo nada.

-¿Alguna vez te moviste de tu pequeño mundo por mí? ¿Alguna vez siquiera te desplazaste para ir a verme? Nunca podías.
-Vamos,  Yma... Sabes que lo hubiese hecho.
-No, no lo sé, "otro". Porque nunca lo hiciste. Y en cambio yo, yo sorteé obstáculos y dejé pasar sonrisas, y dejé pasar la calma de Kai. Y lo sabes. Lo sabes mejor que yo. Influías en mí de tal forma, me tenías tan atada, que no sabía ver lo que tenía a mi alrededor. Y cuando te fuiste, cuando te fuiste me vi sin nada. Pero poco a poco aprendí a ver, aprendí a caminar, aprendí a ser yo misma sin ti. Me volví fuerte, desconfiada y madura. Dejé de ser niña. Y, a veces, echo de menos ser esa niña, ¿sabes?. Pero entonces pienso en lo que me hiciste tú, en lo que significabas para mí, y comprendo que todo ha cambiado demasiado en este tiempo, que ya no somos los de antes. Y que el pasado... el pasado no vuelve, y no tiene nada nuevo que ofrecerte.


martes, 24 de abril de 2012

Para ti, capullo.

    Yma llamó suave a la puerta y "el otro" apareció, sonriendo como cada vez que veía los ojos verdes de Yma. Pero ella no le respondió con las comisuras como solía hacer, y aunque pareciese una tontería, "el otro" se asustó, sin saber muy bien por qué. Yma le devolvió la mirada con esos ojos enormes donde tantas veces se perdía, sin que Yma siquiera lo sospechara."El otro" la invitó a pasar. Yma habló de un modo esquemático, un poco robótico para tratarse de "el otro" y no supo decirle qué le pasaba. ¿No supo? ¿O es que no era capaz de explicarle que creía que se merecía a Kai? ¿Que se había cansado de estar a pie de cañón, dispuesta a perder el alma por "el otro" y solo recibir una promesa de futuro? Porque Yma ya no se sentía Yma. Y quería recuperarse. 
- Los  colibrís vuelan alto, los colibrís no se cansan - pensó Yma. 
     Y los besos de "el otro" no la hicieron volar como siempre, y las palabras de "el otro" la cansaron un poco esa tarde. E Yma volvió a la parada mientras llovía y "el otro" le hablaba de lluvia, y por primera vez,  a Yma le preocupó mojarse el pelo. La lluvia dejó de  tener el color de los ojos de "el otro" y recuperó su antiguo color grisáceo que hacía esos días absurdos. Y "el otro" notó algo extraño en el día, como si el cielo estuviera triste y ese día no debiese existir.


     Se despidió de Yma sintiendo una especie de desconexión que quiso creer falsa. Como si algo se hubiese roto en el lazo que los unía. Y cuando llegó a casa echó n vistazo al calendario, y observó que era un viernes normal y corriente, sin fechas importantes ni recordatorios de malas noticias. Un viernes con Yma, nada más. Y de repente, sin saber por que, le entró algo así como un pánico irrefrenable, un pánico inexplicable, un miedo enorme sin motivo alguno. Pero algo dentro de él le dijo que, por mucho que la viese, por mucho que besase cada día a Yma, ya la había perdido. Y "el otro", que nunca sabía nada, comprendió perfectamente todo lo que la iba a echar de menos.

domingo, 15 de abril de 2012

Y Kai se enfadó. Porque "el otro" sólo era un crío que no sabía apreciar ni la mitad de lo que valía Yma. Que la había perdido más de un par de veces y vuelto a rescatar, y que aún así no se aferraba a ella. Que la dejaba ir, que no le importaban las consecuencias. Pero volvía. Y que Yma estaba harta de ese tíovivo, de estar mareada, de dar vueltas y vueltas y volver siempre al mismo punto. Entonces Kai decidió que no dejaría ni que un pestañeo la molestara. Que Yma sería lo más importante, y que no permitiría a nadie hacerla llorar. Que quería poseer  esa sonrisa de niña y hacer a Yma su vida entera. 



.

Y el colibrí voló más alto que cualquier pájaro. Y nunca, nunca, dejó de batir sus alas
[ni siquiera por "el otro"].



La lluvia comenzó a cubrir los cristales del cuarto. El cielo grisáceo sugería melancolía, y las nubes, nostálgicas, se atrevieron a moverse dejando un resquicio a los rayos del Sol. E Yma se imaginó que, en realidad, su vida era así, un hueco para lo negro y otro para lo blanco, pero ni gota de gris. E Yma se propuso cambiar el esquema de su rutina. Y, a ser posible, hacerle un sitio a Kai. 


Je t'aime.


Bordeaux.

Smile.

Y yo he cambiado, madurado. El problema es que tú sigues siendo el mismo mocoso que cuando tenía trece años me sonreía y cambiaba el mundo. Pero tu sonrisa se ha desgastado, y la mía, renacido. Y he encontrado otra mirada mucho mejor que la tuya en la que adormecerme. 




lunes, 9 de abril de 2012

Y Kai volvió.

El aturdimiento dio paso a la rabia contenida durante tanto tiempo. Y es que a Yma ya no le importaban las canciones, los momentos felices ni ese puñado de recuerdos. Porque él los había roto. Y entonces, en el peor momento, se acordó de Kai. De Kai y su sonrisa. De Kai y su tranquilidad. De Kai y su nerviosismo cerca de Yma. Y recordó que el mundo no se acababa en el ombligo de "el otro". 



miércoles, 4 de abril de 2012

Título.

Cuando a Yma le vibró el corazón, supo que era Kai el que lo provocaba y que había un sitio para él en ese vacío tan enorme que le había dejado "el otro".
Y bueno, quién sabe, quizá un día nos encontremos por ahí. Quizá un día nos miremos como antes, como ahora, y a lo mejor entonces podamos darnos los dos besos que nos faltaron para una presentación formal y podamos empezar de nuevo. Borrón. Cuenta nueva. Como hicimos tantas veces, 




aunque nunca funcionó. 

sábado, 17 de marzo de 2012

A veces te echo de menos aunque estés ahí mismo.


Nunca entendí su forma de ver los corazones como cristales rotos sin siquiera empezar, el miedo que tenía de querer o ser querido. Y quizá por eso se escondía detrás de una discusión en la que callábamos lo importante y decíamos lo que dolía, y quizá por eso su orgullo y el mío se repelían como imanes del mismo  polo. Y es que se le echa tanto de menos cuando me mira desde lejos y sonríe como si quisiese hacerme suya... ¿Por qué no me haces tuya de una vez, amor?

miércoles, 14 de marzo de 2012

Kai, Yma y "el otro".

Y es que aunque Kai era lo más parecido al cielo, Yma no se sentía pájaro sin "el otro". Porque "el otro" era pasado, presente y futuro. El pasado, presente y futuro de Yma. Y aunque en un principio decidió cambiar sus alas por la mirada de Kai, pronto se dio cuenta de que no veía las nubes sin "el otro". De que si se descolgaba de esa sonrisa, se descolgaba también de todo. Porque ella no podía vivir sin "el otro". Porque ella no podía sonreír, ni tampoco llorar, sin "el otro". Porque "el otro" era lo más importante que Yma había tenido nunca.

viernes, 9 de marzo de 2012

Juntos podemos.

Podemos inventar un nuevo mundo donde las únicas que bailen sean nuestras manos sobre la piel, ya sabes que nunca se me dio bien bailar. Aunque si era contigo bajo la lluvia, solo me hacia falta que estirases la mano hacia mi, que ya me atrevía.
Podemos inventar una sonrisa donde quepamos nosotros y nuestros problemas, ya sabes lo que me gusta discutir y tu orgullo incluso supera el mío.
Podemos inventar que cada día sin el otro es fácil, pero ya sabes que me muero si tus ojos no acarician mi cuerpo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Kai, Yma.

Cada vez que Kai miraba a Yma se olvidaba de lo que estaba diciendo, se olvidaba de dónde estaba y de qué hacía allí, y en ese momento sólo le importaba perderse en esos ojos de un suave verde que le observaban tranquilos y en calma. Y cuando recuperaba el habla y ya era tarde para fingir que no se había perdido en la sonrisa de Yma, ella reía con todas sus ganas. Y entonces Kai no sabía qué hacer, y sonreía como un niño. Porque podías ser un niño siempre. Siempre, si estabas al lado de Yma.



domingo, 4 de marzo de 2012

Kai era impaciente e intranquilo; transmitía paciencia y calma.

Kai pitó a Yma, ella sonrió. La voz de él era suave; su sonrisa brillaba sin que le diese el sol y su mirada, demasiado increíble su mirada para que estuviese observándola a ella. Yma tuvo una extraña sensación,  una especie de calma, que reemplazaba los nervios de la hora anterior, en la que jamás se había encontrado; y su risa salía como la seda, como hacía mucho que no se sentía. Y pensó que, quizá, sólo quizá, Kai era lo que siempre había estado buscando. 



"Lo más bonito de Yma es su sonrisa por las mañanas". Eso decía siempre Kai. Y esperaba, tranquilo y resuelto, el porqué de la frase. Y contestaba, paciente y en calma, que el motivo principal era que, por las mañanas, cuando nadie sonríe por el malhumor delas diez y diez, ahí estaba la sonrisa de Yma para decirle a Kai que siempre quedaría algo bueno en el mundo. Siempre, si estabas al lado de Yma. 

miércoles, 22 de febrero de 2012

OTRA HISTORIA DE CORAZONES PARALELOS (Y HECHOS AÑICOS).

Kai decía que Yma era como el amanecer, que cuando querías darte cuenta ya estaba ahí, calándote muy hondo. Que no hacía más que preguntas, pero nunca tenía respuestas. E Yma decía que Kai era como las puestas de sol, que no se quedaba por mucho tiempo, pero marcaba (no sólo la piel). Que no hacía preguntas, pero siempre tenía respuestas. La gente decía que ellos dos se compenetraban bien, pero Yma tenía miedo. Yma siempre tenía miedo. Quizá se comportaba como si no tuviera corazón para que Kai pensara que no tenía, porque quizá así Kai no podría destrozarlo. En cambio, él no le tenía miedo a nada. No, Kai era sencillo. Una mirada y una sonrisa de esas que parecía decir "Hola, estoy aquí para joderte la vida" y ya estaba listo para salir de noche. Por eso Yma temía a Kai, o a su mirada, o a todo su ser. Y por eso, como ya se sabe, Yma y Kai estaban hechos para estar juntos. O, más bien, para acabar destrozados por dentro.


domingo, 12 de febrero de 2012

viernes, 3 de febrero de 2012

Soy escritora de poemas sin rima, soy escritora de sueños.

Soy fotógrafa de frases, interpretadora de palabras, analista de miradas.
-Ya no tengo ganas de que me abrace, en serio. Ni de revivir momentos. Me parece algo absurdo, pero entonces le veo, y me entra una rabia y un odio y un no sé qué...
-Que solo puede ser amor, ¿no?



jueves, 26 de enero de 2012



...no dejadla jamás que cicatrice, que arroje sangre fresca su dolor.



-Siempre me he preocupado por él, y ni siquiera le importa qué tal estoy yo.
-Es un imbécil.
-Pues sí, y creo que es hora de que empiece a preocuparme por otra persona.
-¿No sería mejor que empezases a preocuparte por ti misma?