La lluvia comenzó a cubrir los cristales del cuarto. El cielo grisáceo sugería melancolía, y las nubes, nostálgicas, se atrevieron a moverse dejando un resquicio a los rayos del Sol. E Yma se imaginó que, en realidad, su vida era así, un hueco para lo negro y otro para lo blanco, pero ni gota de gris. E Yma se propuso cambiar el esquema de su rutina. Y, a ser posible, hacerle un sitio a Kai.
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Je t'aime.
Bordeaux. |
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