Pero querer solo, a veces no llena, y llega un momento en el que estás tan vacía que ya ni sientes, que ya no te acuerdas de cómo era eso de querer, que sólo recuerdas que dolía. Y los momentos buenos se esfuman y ya no tienes ni idea de por qué estás ahí, no te acuerdas de los motivos que te llevaron a luchar.
Y entonces te vas.
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