martes, 15 de noviembre de 2011

¡Cuando quieras arrancamos!


Pero se asustó...
-¡Cómo te retumba el pecho!
-Tranqui, sólo es mi maltrecho corazón que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón.

Alba Moya

sábado, 12 de noviembre de 2011








Se despertó porque tenía frío, o quizá hacía frío cuando se despertó. El cenicero a medias, la copa a medias y su alma viva, a medias. Trató de desordenar sus ideas para no ser capaz de pensar, pero ahí está el cerebro, siempre dispuesto a joder. Después, viendo lo  inevitable, se tapó la cabeza con las mantas, pero ni el frío ni sus pensamientos dijeron -me voy-. Se levantó con los ojos un poco hinchados, ya no sabía si  de llorar, de dormir poco o de beber demasiado. Salió al balcón a darle los buenos días al humo de un cigarro, pero las nubes le quitaron el encanto al asunto. Con la primera calada no se sintió mejor, así que siguió probando hasta que  con la última pasasen todas sus ideas a mejor vida. Se sintió un poco enjaulada entre pavimento y tráfico, así que volvió a meterse en casa. Se sentó en el sofá de cuero y apoyó la cabeza en un cojín, cerró los ojos. Quizá entonces alguien la escuchó murmurar: "Época de sueños rotos".


sábado, 5 de noviembre de 2011

Sin título.


Hoy sólo es un día más, hace mucho que te has ido. Demasiado, diría yo. Supongo que muy poca gente sabe lo que es perder algo tan grande, muy pocos sabrán lo que es ver un vídeo en el que sales con esa persona y pensar que no puedes escuchar su voz más que en esas grabaciones. Duele mucho saber que los únicos besos que te voy a dar van a ser a una foto fría, inanimada, que no puede expresar todo lo que eras. Mosquea mucho que el único regalo que pueda hacerte en tu cumpleaños sean flores, molesta en exceso comprobar que el olor se ha ido de tus camisas y de la poca ropa tuya que queda en el armario. Es doloroso saber a ciencia cierta que la joya que tengo colgada del cuello guarda tu sonrisa, pero que ya no vas a estirar más las comisuras. Siento no poder recordar nada, ni cómo sonaba tu risa, ni tu voz, ni cosas que me dijiste. Guardo con recelo los libros y películas que me regalaste, porque es lo único que me queda. Eso y todas las fotos. Y aunque ya son trece años, cuesta mucho. Y cada día echo más de menos no poder haberte conocido casi nada, no poder haber pasado más momentos juntos. Perdóname por no poder recordarte.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Lo mío era de verdad

Lo siento, sé que no debería estar escribiendo esto porque es todavía peor, pero es que aún guardo el recuerdo del día que me prestaste un sitio a tu lado y escuché cómo te latía el corazón. El compás se grabó en mi cabeza y cometí el error de imaginar que era lo que iba a escuchar cada día de mi vida. Quizá en ese momento pensaste un poquito en mí, pero ahora ya no estoy tan segura... A veces, me sorprendo recordando los besos que me dejaron sin respiración y con la duda que persiste hoy todavía, si alguna vez esa sensación volverá a suceder con alguna otra persona... tranquilo. Ya sé que no vas a volver. Una vez, hace mucho tiempo, pensé que, tal vez, las cosas no cambiarían. Que siempre ibas a hacer lo mismo, volver como si nada. En aquel tiempo, pensaba que odiaba eso, odiaba que lo hicieras y, fíjate en cómo cambian las cosas, que hoy por hoy me siento en la necesidad de convencerme de que ya no estás aquí. De que esta vez sí que te has ido, por muy difícil que parezca. Siento en lo más hondo todas aquellas cosas que habíamos planeado para los dos, las que no nos dio tiempo a hacer. Bueno, en realidad, no nos dio tiempo a nada, y es culpa tuya. Tuya. Ojalá que no consigas borrar mi rostro de tus recuerdos, me encantaría ser tu pesadilla. Ojalá no me olvides en la vida, ojalá no seas capaz de dar un paso sin recordar todas mis sonrisas. Ojalá que en el fondo y cada  vez que me mires pienses todo lo que has rechazado. Ojalá algún día vuelvas para que yo pueda decirte: "No, tranquilo, he encontrado a alguien", "No, tranquilo, si estoy bien así...", "No, tranquilo, he descubierto que hay personas mejores". Y ojalá que ese día, sientas en lo más hondo todo lo que me hiciste pasar.