viernes, 31 de mayo de 2013

Y nos preguntamos por qué. Por qué. ¡Venga ya! Como si no lo supiéramos bien... Como si no estuviéramos dispuestos a vender a cualquiera por la alfombra roja. Como si no fuéramos a cambiar las puestas de sol románticas por las noches de luz artificial en cualquier pub. Y ahora diréis: "¡Joder, qué hipócrita!" , y yo me reiré, como tantas otras veces, porque los valores se han acabado (si es que han existido alguna vez). Que ahora la chica del vestido rosa no es nadie, que la más rebelde solo se las da de dura, y la que llora ha pasado a dar pena. ¿Y el niño de los ojos azules? Solo es un cobarde con aires de macarra. ¿Y sabéis otra cosa? Seguramente sea el que más entienda a la que llora.