lunes, 30 de abril de 2012

-Yo le quise, y a veces ella también me quiso. [Pablo Neruda].


Pero querer solo, a veces no llena, y llega un momento en el que estás tan vacía que ya ni sientes, que ya no te acuerdas de cómo era eso de querer, que sólo recuerdas que dolía. Y los momentos buenos se esfuman y ya no tienes ni idea de por qué estás ahí, no te acuerdas de los motivos que te llevaron a luchar.




Y entonces te vas. 











Nunca nadie hizo nada.

-¿Alguna vez te moviste de tu pequeño mundo por mí? ¿Alguna vez siquiera te desplazaste para ir a verme? Nunca podías.
-Vamos,  Yma... Sabes que lo hubiese hecho.
-No, no lo sé, "otro". Porque nunca lo hiciste. Y en cambio yo, yo sorteé obstáculos y dejé pasar sonrisas, y dejé pasar la calma de Kai. Y lo sabes. Lo sabes mejor que yo. Influías en mí de tal forma, me tenías tan atada, que no sabía ver lo que tenía a mi alrededor. Y cuando te fuiste, cuando te fuiste me vi sin nada. Pero poco a poco aprendí a ver, aprendí a caminar, aprendí a ser yo misma sin ti. Me volví fuerte, desconfiada y madura. Dejé de ser niña. Y, a veces, echo de menos ser esa niña, ¿sabes?. Pero entonces pienso en lo que me hiciste tú, en lo que significabas para mí, y comprendo que todo ha cambiado demasiado en este tiempo, que ya no somos los de antes. Y que el pasado... el pasado no vuelve, y no tiene nada nuevo que ofrecerte.


martes, 24 de abril de 2012

Para ti, capullo.

    Yma llamó suave a la puerta y "el otro" apareció, sonriendo como cada vez que veía los ojos verdes de Yma. Pero ella no le respondió con las comisuras como solía hacer, y aunque pareciese una tontería, "el otro" se asustó, sin saber muy bien por qué. Yma le devolvió la mirada con esos ojos enormes donde tantas veces se perdía, sin que Yma siquiera lo sospechara."El otro" la invitó a pasar. Yma habló de un modo esquemático, un poco robótico para tratarse de "el otro" y no supo decirle qué le pasaba. ¿No supo? ¿O es que no era capaz de explicarle que creía que se merecía a Kai? ¿Que se había cansado de estar a pie de cañón, dispuesta a perder el alma por "el otro" y solo recibir una promesa de futuro? Porque Yma ya no se sentía Yma. Y quería recuperarse. 
- Los  colibrís vuelan alto, los colibrís no se cansan - pensó Yma. 
     Y los besos de "el otro" no la hicieron volar como siempre, y las palabras de "el otro" la cansaron un poco esa tarde. E Yma volvió a la parada mientras llovía y "el otro" le hablaba de lluvia, y por primera vez,  a Yma le preocupó mojarse el pelo. La lluvia dejó de  tener el color de los ojos de "el otro" y recuperó su antiguo color grisáceo que hacía esos días absurdos. Y "el otro" notó algo extraño en el día, como si el cielo estuviera triste y ese día no debiese existir.


     Se despidió de Yma sintiendo una especie de desconexión que quiso creer falsa. Como si algo se hubiese roto en el lazo que los unía. Y cuando llegó a casa echó n vistazo al calendario, y observó que era un viernes normal y corriente, sin fechas importantes ni recordatorios de malas noticias. Un viernes con Yma, nada más. Y de repente, sin saber por que, le entró algo así como un pánico irrefrenable, un pánico inexplicable, un miedo enorme sin motivo alguno. Pero algo dentro de él le dijo que, por mucho que la viese, por mucho que besase cada día a Yma, ya la había perdido. Y "el otro", que nunca sabía nada, comprendió perfectamente todo lo que la iba a echar de menos.

domingo, 15 de abril de 2012

Y Kai se enfadó. Porque "el otro" sólo era un crío que no sabía apreciar ni la mitad de lo que valía Yma. Que la había perdido más de un par de veces y vuelto a rescatar, y que aún así no se aferraba a ella. Que la dejaba ir, que no le importaban las consecuencias. Pero volvía. Y que Yma estaba harta de ese tíovivo, de estar mareada, de dar vueltas y vueltas y volver siempre al mismo punto. Entonces Kai decidió que no dejaría ni que un pestañeo la molestara. Que Yma sería lo más importante, y que no permitiría a nadie hacerla llorar. Que quería poseer  esa sonrisa de niña y hacer a Yma su vida entera. 



.

Y el colibrí voló más alto que cualquier pájaro. Y nunca, nunca, dejó de batir sus alas
[ni siquiera por "el otro"].



La lluvia comenzó a cubrir los cristales del cuarto. El cielo grisáceo sugería melancolía, y las nubes, nostálgicas, se atrevieron a moverse dejando un resquicio a los rayos del Sol. E Yma se imaginó que, en realidad, su vida era así, un hueco para lo negro y otro para lo blanco, pero ni gota de gris. E Yma se propuso cambiar el esquema de su rutina. Y, a ser posible, hacerle un sitio a Kai. 


Je t'aime.


Bordeaux.

Smile.

Y yo he cambiado, madurado. El problema es que tú sigues siendo el mismo mocoso que cuando tenía trece años me sonreía y cambiaba el mundo. Pero tu sonrisa se ha desgastado, y la mía, renacido. Y he encontrado otra mirada mucho mejor que la tuya en la que adormecerme. 




lunes, 9 de abril de 2012

Y Kai volvió.

El aturdimiento dio paso a la rabia contenida durante tanto tiempo. Y es que a Yma ya no le importaban las canciones, los momentos felices ni ese puñado de recuerdos. Porque él los había roto. Y entonces, en el peor momento, se acordó de Kai. De Kai y su sonrisa. De Kai y su tranquilidad. De Kai y su nerviosismo cerca de Yma. Y recordó que el mundo no se acababa en el ombligo de "el otro". 



miércoles, 4 de abril de 2012

Título.

Cuando a Yma le vibró el corazón, supo que era Kai el que lo provocaba y que había un sitio para él en ese vacío tan enorme que le había dejado "el otro".
Y bueno, quién sabe, quizá un día nos encontremos por ahí. Quizá un día nos miremos como antes, como ahora, y a lo mejor entonces podamos darnos los dos besos que nos faltaron para una presentación formal y podamos empezar de nuevo. Borrón. Cuenta nueva. Como hicimos tantas veces, 




aunque nunca funcionó.