domingo, 15 de abril de 2012

Y Kai se enfadó. Porque "el otro" sólo era un crío que no sabía apreciar ni la mitad de lo que valía Yma. Que la había perdido más de un par de veces y vuelto a rescatar, y que aún así no se aferraba a ella. Que la dejaba ir, que no le importaban las consecuencias. Pero volvía. Y que Yma estaba harta de ese tíovivo, de estar mareada, de dar vueltas y vueltas y volver siempre al mismo punto. Entonces Kai decidió que no dejaría ni que un pestañeo la molestara. Que Yma sería lo más importante, y que no permitiría a nadie hacerla llorar. Que quería poseer  esa sonrisa de niña y hacer a Yma su vida entera. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario