lunes, 24 de octubre de 2011

Sé que esto ya no es necesario, pero, a pesar de todo, quiero decírtelo. Te quiero. Y te digo esto ahora porque jamás podré volver a planteármelo siquiera. Espero que hayas grabado bien el sonido de esas palabras en tu mente porque cuando acabe de decirte todo se me habrán olvidado, lo prometo. Siempre he pensado en ti. No te niego que a lo mejor no te he querido de la forma que esperabas, probablemente crees que debería haberlo hecho mejor y que te hubiera gustado saberlo, pero es la única forma de la que yo sé querer. Siempre a distancia, siempre a tu alcance, siempre bipolar, siempre regular. Un día sí y uno no, me acuerdo un mes de ti y me olvido otros dos. Siento mucho que todo esto se nos haya ido de las manos, que nos hayamos desbordado. Me hubiera gustado que hubieras sido capaz de ver todo lo bueno, porque será lo que yo siempre recuerde. Cada gesto está enmarcado en una pared de mi pulmón, por eso, a veces, por las noches, respiro a contratiempo... Y bueno, ya está. He terminado. Y no me digas como siempre que no sabes qué decir, porque te he abierto mis entrañas y eres el único por el que hago eso. 

martes, 4 de octubre de 2011

Alba Moya.

-Creo que puedo enamorarme de cualquiera que me haga la vida imposible, siempre y cuando tenga una sonrisa muy bonita. Y bueno, quizás también deba poseer una personalidad de esas bipolares, así como la mía. Que sea creativo, pero no hace falta que sea un genio. Que me quiera un poco. A veces,  más; otras,  menos.
+Tengo una duda.
-¿Sí?
+¿Crees que yo tengo esas cualidades?
-Creo que tienes una sonrisa preciosa.






lunes, 3 de octubre de 2011

Te prometo cada rato libre.

Sólo sé que cada vez que levanto la vista y estás ahí, mi interior se alegra un poco. Que siento una punzada de esperanza cuando cruzamos miradas y otra de rencor por no intercambiar sonrisas. Querría enseñarles a todos cómo eres cuando ríes y disfrutas mi rabia, como si no hubiera nada más divertido. Sé que jamás servirá de nada todo lo que hago para disfrutar de tus rabietas tontas, que siempre serás alguien que estará ahí, olvidado en el tintero. O quizá no tan olvidado. Porque eso de recordar cada minuto que he pasado contigo me huele un poco a "tengo ganas de repetir" y que si me dieran un euro por cada gesto que ya conozco tendría más de un millón. Y es el darme cuenta de que no eres previsible, sino saber que te conozco bien, lo que me hace escribir esto. Quizás algún día, dentro de mucho tiempo, te des cuenta de que siempre estuve ahí. Y que por fin veas que nadie te podrá conocer como yo, que nadie habrá dedicado tanto tiempo a perfeccionar las definiciones de cada sonrisa, de cada mirada, de cada risa de esas sin querer, de cada pequeño detalle. Y que de una vez por todas te des cuenta de todo lo que perdiste. Aunque, por ahora, yo por si acaso sigo aquí, de vez en cuando. Tú y yo, siempre guardando distancias, ya lo sabes. Nunca he comprendido eso en palabras, pero sé que dentro de mí hay alguna razón. Y supongo que dentro de ti habrá otra. Puesta a sentir y recordar, te recuerdo que leas este texto cuando sientas que estás solo. Para que veas que fue verdad todo lo que dije y que siempre traté de hacerte entender. Aunque no siempre fuese de un modo normal. Ya sabes que nunca se me ha dado bien. A pesar de todo, y llevando la contraria a todos los anteriores o incluso aquellos que preferí antes que a ti, siempre intento que seas feliz. Incluso sin mí. Incluso con otra. Nunca me has importado tanto como los demás y, sin embargo, siempre has estado ahí, siempre marcando la diferencia. Jamás olvidaré cada gesto de aquel día que los dos conocemos bien, jamás olvidaré que contigo era un poquito distinta. Espero que, por lo menos, seas capaz de recordar las nimiedades, los detalles con los que te demostré que, aunque fuera un poco, yo te hubiera hecho feliz.