lunes, 21 de mayo de 2012

Y feliz.

Me recuerda muchísimo a él. No me contaba con tanto detalle al principio, pero siempre me tenía de consuelo, de apoyo. Siempre estuve para él... No cometas los mismos errores que yo. No le hagas la persona más importante del mundo, ni la sonrisa más bonita, ni la mirada más acogedora. Porque no es nada de eso  si tú no lo eres para él. Sólo tienes que aprender. Cuando yo hablaba con él, era como estar flotando, era feliz como nadie. Pero un buen día, se fue. Y sabes que algo se ha roto, y que esta vez no e la discusión número mil que vais a arreglar como siempre, no. Esta vez se ha colmado el vaso, de verdad, se acabó. Y te dan ganas de tumbarte en la cama y no levantarte en varios meses, y no estar en su instituto, ni ciudad, ni país. Pero es lo que hay. ¿Y él está mal? ¡No! Vive su vida, con sus amigos, sus besos de otras y su felicidad o tristeza por personas que no eres tú. Y te despiertas. Y miras de frente y ya no hay una pared contra la que siempre te das de bruces. El camino está despejado. Y ahí estás tú, imponente, más alta que nadie. Más alta que nunca. Y feliz.

1 comentario:

  1. Y de repente sabes que él ya no es el ombligo que tanto te dolió que fuera... :3

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