Me sorprendió ver todo lo que había pasado de un año hasta aquí. Leí todo lo que había escrito por aquel entonces y me dije: "Vaya, ¿yo he escrito esto? Ni siquiera parece mío". No sé, simplemente ya no soy la misma persona. No sé si es que esa niña murió, está perdida o solo ha crecido. Crecido, me refiero, de una manera trágica. De levantarte un día por la mañana y verlo, el haberte quedado sin la capacidad de sentir los sueños, las esperanzas. No, ni siquiera eso. De que al escuchar la puerta al cerrarse porque tu supuesto futuro y supuesto siempre y supuesto todo se ha ido para siempre, observas cómo desde hace meses no te queda nada más que esto, unas tristes palabras que salen a borbotones pero que no dicen nada. Que no pueden cambiar el rumbo de las cosas.
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