miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Cómo sería acabar con todo? ¿Cómo sería huir, pero de verdad, no de esas veces que sales de casa con el atillo al hombro pero acabas echándote atrás, porque a veces nos da más miedo huir que quedarnos? A veces nos asusta escapar, perder las cosas de las que hemos dependido tanto tiempo, nos da miedo perder pie, que nada (ni nadie) nos ilumine en la oscuridad, que nada (ni nadie) nos dé la mano para escalar el pozo en el que nos hemos metido solos (o con gente). Que nada (ni nadie) le dé voz a aquello que callamos con ahínco. Que nada (ni nadie) nos grite cuando nos quedamos sordos por las dudas. Que nada (ni nadie) nos preste sus ojos cuando queremos llorar, o ver; o su sonrisa cuando queremos reír y no somos capaces porque nos hace daño la niebla de la vida. Pero ¿cómo sería olvidar todo eso y largarnos? ¿Cómo sería atreverse a ser tan egoísta como para dejar todo (y todos) por nosotros mismos? Seguramente, una gran aventura.



No hay comentarios:

Publicar un comentario